lunes, 13 de agosto de 2012


LA INFORMACIÓN ETNOHISTÓRICA SOBRE LOS MITOS DEL JAGUAR AMAZÓNICO

En los Andes centrales, la representación del felino aparece en las culturas del Período Formativo, éstas adquieren particular importancia en Chavín, cuya iconografía está expresada en la Estela Raimondi y el Obelisco Tello, lo mismo que en otros soportes (cerámica, textiles, ornamentos de oro), los cuales llamaron la atención a Julio C. Tello, quien a partir de los años 30 inicia los estudios sistemáticos sobre la religión en el antiguo Perú, tomando como base la cultura material de Chavín, para formular la hipótesis sobre la divinidad jaguar y su proceso de transformación en las culturas posteriores. Luego se dedico a buscar información etnográfica y etnohistoria para poder sustentar sus inferencias y entender el significado del jaguar amazónico expresado en la iconografía Chavín.
Julio C. Tello, que toma como base para esta investigación a los cronistas indígenas como Guaman Poma de Ayala (1913) y Yanqui Salcamaygua (1879), sostiene que: «El respeto por este gran felino, el temor a su constante asedio y su reconocida superioridad sobre otros animales, unido a los atributos misteriosos y sobrenaturales con los que la fantasía la engalana, engendró en la mente de los hombres de la foresta la creencia en el ‘Dios Jaguar’ o mejor en un animal feroz con poderes sobrenaturales» (Tello); asimismo, afirma la relación del jaguar con los fenómenos estelares, expresados en lo siguiente: «La divinidad suprema, padre común de todo lo existente no es otro que el jaguar, el progenitor del feroz animal que impera en la tierra, engalanado con las estrellas que forman la constelación de las Pléyadas y cuyo poder se identifica con el sol, el rayo o temblor». Prosiguiendo afirma que: «Entre los dioses del panteón andino ninguno alcanza mayor importancia como aquel poderoso felino, que aparece en el cielo engalanado con las siete estrellas denominadas vulgarmente cabrillas que forman la constelación de las Pléyadas».
En síntesis, Tello, reconoce que el felino es la base física de las representaciones mitológicas y al referirse a las versiones de Guaman Poma de Ayala y Salcamaygua, afirma que en la primera concepción del universo las ideas fundamentales animal, hombre y poderes sobrenaturales como las constelaciones, el rayo, trueno o el sol aparecen confundidos en una concepción amorfa e indiferenciable como una especie de protoplasma ideológico.


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